Exposición «Mujeres en la Universidad de Granada»

El acceso oficial de las mujeres a la universidad fue un largo proceso, jalonado de obstáculos y dificultades. En el siglo XIX su educación no se menciona en el Plan de Estudios para los Institutos de Segunda Enseñanza de 1943 y ni en el Plan Pidalde 1845; señal de que aún no se consideraba algo conflictivo, hasta aparecer las mujeres en la conocida como Ley Moyano de 1857. Con una clara desigualdad, prácticamente se reducía su mínima presencia a la enseñanza primaria y a estudios no considerados universitarios.

El 8 de marzo de 1910, la Gaceta de Madrid publicó una Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública, que permitía por primera vez la matriculación de alumnas en todos los establecimientos docentes de nuestro país. Esta orden derogaba otra anterior, la del 11 de junio de 1888, que admitía la entrada de mujeres en la universidad como estudiantes privados, pero con previa autorización del Consejo de Ministros para su inscripción como alumnas oficiales.

En la Universidad de Granada, tras la primera matriculada, Trinidad López Sáinz de Villegas, es Gertrudis Martínez Otero (curso 1892-93): la primera en obtener el grado de licenciada en 1896. Con una presencia casi testimonial de las mujeres, Granada contaba durante el curso 1919-20 con poco más de 24 alumnas y para el curso 1927-28 con 124. Aun así, era la tercera universidad con más número de mujeres matriculadas después de Madrid y Barcelona.

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