Ciencia, ciudad y cambio

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El reconocimiento como «Ciudad de la Ciencia y la Innovación, 2016» ha premiado el compromiso de Granada con la potenciación de infraestructuras innovadoras científicas, tecnológicas y sociales que posibilitan el cambio de modelo productivo, la sostenibilidad económica y la mejora del crecimiento basado en el conocimiento. La distinción mira al presente y al futuro pero es inconcebible sin considerar el pasado de imbricación entre las instituciones dedicadas a la generación y difusión del conocimiento científico y la ciudad.

El crecimiento y la diversificación experimentados desde mediados del siglo XX en la actividad científica y universitaria en Granada posibilitaron la transformación de la ciudad, tanto por su contribución al diseño urbano como al panorama arquitectónico. La capacidad de generar trama urbana de la Universidad en los últimos setenta años se manifiesta en la creación de los campus de Fuentenueva y Cartuja, o en el más reciente Parque Tecnológico de la Salud. Y en la recuperación de numerosos edificios emblemáticos del centro de la ciudad. Pocas ciudades del tamaño de Granada ofrecen una urdimbre tan colmada de espacios dedicados a la generación y la transmisión del conocimiento científico como la nuestra.

Los cambios no se han limitado a la estructura urbana ni se resumen en una mera cuestión cuantitativa.Las palabras de Juan Mata que acertadamente se recuperan en este catálogo señalan las bondades de “incrustar en la ciudad un espacio destinado a la ciencia” que identifica con una “afirmación de civismo, de la confianza en la capacidad humana para decidir el destino de la propia vida […]”. La demografía urbana y la idiosincrasia de la Granada actual son difícilmente entendibles sin la consideración de su población estudiantil, sin la incorporación de la mujer a la actividad científica, sin la internacionalización de la actividad académica, sin considerar el impacto de las actividades de generación y transferencia de conocimiento científico en el tejido productivo y en la vida de la ciudadanía, sin atender a la labor de estímulo a la producción cultural, o sin reflexionar sobre la influencias ejercidas por los profesionales egresados de la aulas universitarias.

Estos y otros elementos derivados del singular protagonismo del cultivo de la ciencia en Granada en los últimos setenta años son el motivo de reflexión de esta exposición. En última instancia, la muestra aspira a que el visitante perciba la agencia que la actividad científica y universitaria ha desempeñado en la configuración de la Granada actual. No es un reto menor anhelar que la ciudadanía resignifique Granada como ciudad de la ciencia y la innovación. Confiemos que este ejercicio de mirada histórica contribuya a dicho fin.

Agradezco al Vicerrectorado de Extensión Universitaria y a su equipo su dedicación para vivificar el patrimonio científico y cultural de la institución y ponerlo al servicio de este proyecto expositivo. Así mismo, agradezco a los comisarios y al amplio plantel de asesores y colaboradores por su trabajo riguroso y desinteresado. Un trabajo que suma al empeño de la esperada declaración de Granada como Capital Europea de la Cultura en 2031.