El dibujo contemporáneo como intérprete del patrimonio: la Sala de Caballeros XXIV en la Madraza de Granada

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La exposición El dibujo contemporáneo como intérprete del patrimonio: la Sala Caballeros XXIV de la Madraza de Granada de la artista Asunción Jódar propone una interesante metodología de comunicación del patrimonio a través del arte contemporáneo, incluyéndose en una línea de exposiciones específica, organizados conjuntamente por el Área de Artes Visuales de La Madraza. Centro de Cultura Contemporáneo y el Secretariado de Bienes Culturales del Vicerrectorado de Extensión, que tiene por objetivo la producción de exposiciones en las que se establece un diálogo entre el Arte Contemporáneo y el Patrimonio de la UGR.

La ideo de estos proyectos es diluir los limites conceptuales entre Arte Contemporáneo y Patrimonio y ofrecer lecturas integradoras entre ambos ámbitos para desarrollar un modelo innovador de comunicación entre las colecciones científico-técnicas e histórico-artísticas de la Universidad de Granada o su rico patrimonio inmueble (como sucede en este caso con el estudio de la decoración de la techumbre mudéjar de la Sola Caballeros XXIV) y el Arte Contemporáneo.

Asunción Jódar recurre al dibujo como herramienta de traducción del patrimonio y transferencia a la sociedad, planteando sugerentes pero fundamentadas hipótesis visuales que proponen nuevas perspectivas de estudio y análisis.

En el último siglo, la escena artística contemporánea ha privilegiado la fusión entre géneros, redefiniendo las distintas disciplinas artísticas hasta diluir las fronteras entre compartimentos originariamente estancos, conformando un fecundo territorio poroso, atravesado por propuestas eclécticas que resultan difícilmente clasificables que engrosan la idea mismo de arte expandiéndolo sin !imites.

Como resultado, proliferan distintos comportamientos artísticos que expanden infinitamente las posibilidades del dibuja, trascendiendo sus propias limitaciones físicas y conceptuales e imponiéndolo en el panorama artístico contemporáneo de plena derecho y no ya como una práctica subsidiaria.

La contaminación simbiótica entre lenguajes ha provocado los transferencias de algunos rasgos propios de la pintura, lo escultura, la instalación, lo performance…o la vida, al dibujo actual y viceversa… proliferando como consecuencia comportamientos artísticos que expanden infinitamente las posibilidades del dibujo. Además, en el caso concreto de esta disciplina esencial, el carácter auxiliar y preparatorio ostentado por el medio en el posado, se redimensiona hoy, dando paso a un lenguaje plenamente autónomo que trasciende la función provisional de mero boceto encontrando la finalidad en si mismo.

En este sentido, la idea de dibujo tradicional evoluciono y se ramifica en diferentes propuestas que invaden con rotundidad la escena artístico contemporáneo, consintiendo la emergencia de nuevas tendencias que resultan de enriquecedores transvases y fructíferos contagios interdisciplinares: artistas coma William Kentridge, Julie Mehretu, Omar Gallioni, Tacita Dean, Abi Feijo y Regina Pessoa, Tabaimo, Francis Alys, Dan Perjovski y un largo etcétera… dan buena cuenta de ello resituando al dibujo en el epicentro del campo artístico.

Esta nueva cartografía expandida del arte no ha obviado al dibujo sino que lo ha incorpora-do en sus múltiples desarrollos con más fuerza que nunca.

El dibujo, entendido como sistema complejo de pensamiento y conocimiento, recupera también su papel como intérprete de la realidad y, en este caso concreto, del patrimonio histórico, proponiendo un válido método de investigación avanzada para transferir el conocimiento a la sociedad.

Esta recuperación e interpretación de la realidad patrimonial encuentra en lo Madraza un escenario único. Recordemos que esta fue fundada por el sultán Yusuf I en 1349 y fue la única con carácter estatal en al-Andalus. Construida en un enclave privilegiado de la ciudad, ya que se encontraba junto a la Mezquita Mayor, el Zacatín, la Alcaicería y muy cerca del río Darro, era un centra de enseñanza superior donde se impartía teología, jurisprudencia, lengua, literatura, medicina y matemáticas y a la vez era residencia para los estudiantes.

Tras lo conquista de Granada la Madraza sigue funcionando igual bajo el arzobispado de Fray Hernando de Talavera que tras las Capitulaciones de Santa Fe permite un ambiente de tolerancia en la ciudad. La llegada del Cardenal Cisneros en 1499 cambia este espíritu al forzar la conversión al cristianismo lo que provocó importantes revueltos que sirvieron de excusa paro quemar la biblioteca de la Madraza.

El edificio es cedido por los Reyes Católicos a la ciudad paro albergar el Cabildo en 1501, pues sigue siendo un enclave importante frente a la Capilla Real. Entre 1501 y 1513 se incorpora al inmueble andalusí un edificio contiguo para albergar una sala de reuniones, la «Sala de Caballeros XXIV», un espacio diáfano con uno techumbre mudéjar decorada con pinturas y una inscripción en alabanza a los reyes. Esta techumbre es un inmejorable ejemplo de la mezcla de culturas propia de la Granada del siglo XVI con elementos y técnicas andalusies y temas e iconografías cristianas.

Los dibujos de Asunción Jódar vienen o reinterpretar estas pinturas y dotarlas de nuevos lecturas más integradoras y sugerentes que seguro permiten acercar a los visitantes a uno de los espacias más emblemáticos del patrimonio de lo Universidad de Granada.

Belén Mazuecos y Mª Luisa Bellido Gant. Comisarias de la exposición.